El Grill de César y las debilidades de la masculinidad

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El Grill de César se estrenó en salas comerciales en abril de 2015.

Del “Grill de César” habíamos escuchado muchos comentarios, sobre todo luego de su estreno en mayo de 2014 en Ecuador, en el marco del 13º Festival de Cine Documental Encuentros del Otro Cine (EDOC). Sin embargo, en esa oportunidad no pudimos verlo. Afortunadamente, se reestrenó en abril de 2015, con una gran audiencia en las salas de cine comercial.

En el documental Darío Aguirre, protagonista y director, nos cuenta la historia de su migración a Alemania y la relación que estableció con su familia en esos 12 años por fuera del Ecuador. La trama se desarrolla entre los ires y venires de las llamadas vía Skype que ponen en contraste la vida apacible e intelectual de Darío, las angustias de su madre y los largos silencios de su padre. Sin embargo, la apacible vida del protagonista da un giro cuando en una de esas llamadas, su mamá pone en frente de la cámara a su esposo para que le pida dinero prestado a su hijo y pueda solventar las deudas que adquirió con la idea de mantener su negocio de pinchos y carnes en la ciudad de Ambato. Darío ante la dramática situación decide regresar al país y ayudar a su padre.

La historia problematiza cuestiones como la migración, el retorno, las relaciones familiares, la economía, las raíces, entre muchos otros temas; sin embargo, Darío descubre en este viaje, tal como lo descubrimos lxs espectadores, que el problema no es solo el económico, sino la relación con su padre que se esconde entre silencios, lágrimas contenidas y sentimientos no expresados.

La cotidianidad de estos dos hombres se desarrolla entre las insalvables y numerosas diferencias que existen entre ellos dos; Darío es vegetariano y los espacios de conversación entre él y César se desarrollan mientras su padre da forma cuidadosamente a los trozos de carne. En esos momentos íntimos nunca se miran a los ojos, parecen evadirse mutuamente, mientras las conversaciones se limitan al destino del negocio y de vez en cuando a la madre, quien es el sujeto de protección por parte de los “hombres de la casa”. Las conversaciones padre e hijo son superfluas, parecen más bien entre socio capitalista y el gerente de un negocio.

La masculinidad tradicional está fundamentada en un carácter fuerte, inquebrantable, indestructible, como si a los hombres nada les afectara o les hiciera sufrir. Esta es la posición de César quien parece inamovible ante la partida de su hijo, la separación de su esposa, el cáncer que le descubren a ella y frente la posibilidad de perder el negocio que no solo le permite sobrevivir, sino que es parte fundamental de su vida.

La madre de Darío en algún punto de la película le dice que ojalá logre hablar con su padre, porque ella fracasó en el intento. Esto nos muestra el rol de hombre y padre que se ha construido socialmente, apartado de la emocionalidad. Prevalece entonces el papel de proveedor al querer salvar la fuente de sustento de la familia especialmente, en el momento en que su esposa se enferma gravemente. Darío no se queda atrás, le cuesta acercarse a su padre, en buena parte, por la barrera que éste pone cada vez que hablan, pero también porque asume un rol de protector de sus padres, lo cual le impide comprender las vivencias y prácticas de su papá. Ejemplo de ello es cuando regaña a César porque le compró a uno de sus amigos un juego de mesa que costó 20 dólares, en vez de invertirlo en las necesidades del Grill .

El gran muro de la masculinidad tradicional se ve resquebrajado en dos momentos: cuando falta la madre y César nota su extrema soledad y el otro cuando se desploma frente a su hijo. Este último momento, ya casi para finalizar la película, muestra a un hombre abatido por el dolor, la soledad y con una gran necesidad de comunicar sus sentimientos. En ese momento por fin logra expresarle a Darío cuánto lo quiere y lo orgulloso que está de él, las lágrimas le recorren el rostro y llegan al punto de conmover a la audiencia que como nosotrxs, dejaron caer unas cuantas lágrimas.

Después de este exorcismo emocional parece que César finalmente se pudo liberar de la carga de ser un hombre fuerte, serio y callado y logra tener una relación más cercana con su hijo e incluso, se abre a nuevas experiencias. Darío también rompe con el estereotipo de hijo-protector y da lugar a una relación más cercana con su padre que le permite comprender sus emociones y sus ritmos de trabajo.

Esta historia se debate entre lo cómico y lo dramático, entre las diferencias del padre y el hijo para llegar a un lugar de encuentro que ambos desarrollan al final de la cinta. Se basa en una historia tan personal que nos logra tocar a todxs y también nos permite ver cómo la masculinidad se crea en un contexto que impone ciertos comportamientos que obligan a los hombres a separarse de su emocionalidad, y cómo se puede transformar la vida con solo expresar lo que se siente. La emocionalidad nos pertenece a todxs, así que les invitamos a ver esta fabulosa película, a reír y a llorar sin restricciones.