Conversaciones con una yerbatera

Teff Piñeros Ospina llegó a Ecuador, por segunda vez, para dar talleres de Herbolaria para la sexualidad femenina en Quito y Cuenca. No perdimos la oportunidad de hablar con ella sobre cuerpos, placer y otras hierbas.

“Soy yerbatera, nómada y andariega. En mis viajes voy tejiendo historias de mujeres relacionadas con el uso de las plantas. También soy abogada, gorda, disidente”, dice Teff Piñeros Ospina. Tiene el cabello negro, muy corto a un costado y un poco más largo del otro lado. En su cuello está envuelto el pañuelo verde que ha caracterizado al movimiento a favor del aborto que este año se ha agitado y crecido en la región.

Estefanía Piñeiros, Colectivo Yerbateras
Teff Piñeros Ospina, Colectivo Yerbateras

Pero su activismo no es nuevo. Teff se nombró feminista en 2011, al reconocer no sólo la opresión que sufren las mujeres sino también sus resistencias. En Bogotá, es parte del Colectivo Yerbateras. Sus seis integrantes creen que todas las mujeres somos potencialmente yerbateras, por la sabiduría ancestral y la conexión que históricamente hemos tenido con las plantas. Por eso rescatan el conocimiento de ancestras y pueblos originarios y aplican el uso de las plantas para la exploración de la sexualidad y el autocuidado del cuerpo.

“El cuerpo es nuestro primer territorio. Tenemos que conocerlo y cuidarlo para que no lo dejemos olvidado mientras construimos y trabajamos hacia afuera”, comenta Teff, mientras toma un té en Wayruro Orgánico, en Quito, a donde llegó a inicios de septiembre para enseñar sobre Herbolaria para la sexualidad femenina.

 

En sus talleres, no sólo habla de cómo usar las plantas. Es un encuentro en el que las mujeres podemos reflexionar sobre cómo hemos construido las ideas sobre el deseo y el placer. Se plantea la posibilidad de vivir una sexualidad sin violencia, lejos de la opresión, la cosificación o la explotación.

La primera revolución se libra en el cuerpo

“A las mujeres se les ha negado el placer y se les ha impuesto la idea de que es más importante la reproducción: gestar y construir una familia tradicional”. Bajo ese rol de reproductoras, las mujeres hemos perdido autonomía para sentir y decidir, y también nos hemos desconectado de nuestro cuerpo. En este lugar en el que hemos estado históricamente, también nos hemos creído los mandatos de qué es ser mujer: debes ser buena, callar y aguantar, está prohibido decir “no”, lo importante es tener hijos, sentir deseo o placer es pecado, la mujer es una tentación, siempre es la culpable, le está negado sentir su propio cuerpo.

En su búsqueda, Teff empezó por esas pequeñas revoluciones: explorar su cuerpo, reconociendo cada centímetro. Eso le permitió darse cuenta de que el placer no está sólo en ciertos órganos o en los orgasmos sino también en otros sentires.

“El placer es más amplio de lo que nos ha mostrado la industria pornográfica. Cuando activas tus sentidos, te das cuenta que el placer puede estar en la respiración, en un simple estiramiento, en sentir la pulsión que te conecta con la vida”.

 

Por eso cree que es muy importante no sexualizar el placer y entender que éste se puede experimentar en diferentes espacios, de manera individual y colectiva. Además, cada persona puede construir sus formas de sentir placer.

“Todos los cuerpos sentimos placer. No solo el cuerpo ‘hegemónico’, blanqueado y delgado, que nos han mostrado. Los cuerpos gordos, con diversidades de distintas formas, también sentimos placer”.

 

Para empoderarse de la sexualidad, que es un ámbito fundamental para alcanzar una vida plena y saludable, es necesario partir por reconocer nuestro cuerpo. Esto nos permite saber qué es lo que nos gusta y cómo lo podemos vivir. “Es el primer desbloqueo que hay con un sistema que todo el tiempo nos está diciendo que no nos toquemos, que no nos conozcamos. Es nuestra primera desobediencia, es poder decir: ‘Es mío, sé cómo es y no lo pueden dominar’. Cuando conoces tu cuerpo sabes qué límites poner. Dedicar tiempo a explorar también es importante y es parte del autocuidado”, agrega Teff.

Enemigos del placer

Los miedos, la vergüenza y la culpa por gozar de nuestro cuerpo son algunos de los obstáculos para que las mujeres vivamos plenamente la sexualidad. Pero el principal enemigo del placer, según Teff, es la misoginia (odio a las mujeres): “Las mismas mujeres a veces llegamos a odiar nuestros cuerpos porque nos están diciendo por todos los medios que somos feas, gordas, que tenemos estrías o granos, que somos cuerpos incompletos, deformes. Ese es el gran enemigo, que está en el mundo exterior pero también muy adentro de nosotras. Sacarlo no es fácil, lleva tiempo”.

Hablemos de sexo y plantas

La propuesta de Herbología para el placer nació de la necesidad de generar un espacio de confianza para hablar entre mujeres y personas que se reconocen como mujeres. En los encuentros, las participantes conversan sobre genitalidad, anatomía del orgasmo y cómo se desarrolla, qué prácticas sexuales hay, entre otros temas. Cuando se comparten las experiencias en este espacio seguro e íntimo, se tejen complicidades y se rompen los tabúes sobre el cuerpo y el sexo.

n el Colectivo Yerbateras crearon un aceite para masajes que contiene Mandrágora y un estimulante sexual natural, a base de aceite de coco, jengibre, menta y cannabis.
En el Colectivo Yerbateras crearon un aceite para masajes que contiene mandrágora y un estimulante sexual natural, a base de aceite de coco, jengibre, menta y cannabis.

Son muchas las plantas que ayudan a avivar el cuerpo, a producir más sensaciones, a volverlas más intensas o retardarlas, como el hinojo, la hierbabuena, el toronjil, el romero, el ilán-ilán, el pachulí, la menta, entre otras. Teff, que en el centro de su pecho tiene un tatuaje de hojas y flores, comparte los conocimientos para que las talleristas puedan encontrar alternativas naturales, que las conecten con el deseo, el erotismo y la vida.

El orgasmo es nuestro

Aunque el orgasmo no es la única forma de alcanzar placer ni la más importante, entorno a este existen mitos e ideas que también debemos revisar para apropiarnos de nuestra sexualidad. Por ejemplo, pensar que las mujeres no pueden tener orgasmos o que los orgasmos de las mujeres son como los que nos ha mostrado el porno tradicional.

Por eso, en el taller de Yerbateras, se habla de cómo estos pueden ser distintos para cada persona y cómo a través del clítoris se puede acceder a un orgasmo sin penetración. “Lo importante es el camino que se recorre para llegar a un orgasmo placentero y duradero, que realmente te conecta”, dice Teff. Ella también recuerda que el orgasmo tiene beneficios para la salud porque libera toxinas, se produce serotonina (sustancia relacionada con la sensación de bienestar y buen ánimo) y el cuerpo se relaja, haciendo que te sientas más tranquila y feliz.

Las mujeres que llegan a los talleres de Teff tienen historias e inquietudes diversas. Algunas recién empiezan a explorar su sexualidad, otras han tenido alguna dificultad; cada una llega con alguna búsqueda y en ese espacio se van uniendo unas con otras, en una conversación acallada por siglos.

Un tip caliente

Teff da un consejo muy sencillo para aplicar los beneficios de las plantas a la sexualidad. Recomienda pelar muy bien el jengibre con una cuchara y darle la forma que desees. Esta raíz suelta una resina que se puede poner sobre el glande, el clítoris o el ano. Tiene la propiedad de producir mayor irrigación sanguínea y elevar la temperatura. Por su agradable sabor, se puede experimentar con el sexo oral. La raíz también se puede usar para masturbarse, pero debe estar muy bien pelada.

Si sientes que te ha producido demasiado calor, puedes poner aceite de coco puro para regular la temperatura. El jengibre no irrita ni arde, sólo se siente un calorcito delicioso.

Redacción: Cristina Arboleda Puente
comunicaciones@sentimosdiverso.org