Para unirnos a la conmemoración del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres compartimos con ustedes esta entrevista con Mirta Moragas, más conocida como «Michi», quien desde el 2011 integra la Coordinación Regional de la Campaña por la Convención Interamericana de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos. «Michi» es abogada, tiene una especialización en mujeres y derechos humanos y una maestría en evaluación de políticas públicas. Es consultora, litiga en derechos humanos, principalmente en derechos humanos de las mujeres y DDSSyDDR y como activista hace parte de «las Ramonas», una organización feminista de Asunción.
1. ¿Por qué es necesario seguir conmemorando el 28 de mayo, como un día emblemático en la lucha por la salud de las mujeres?
«Porque los estados siguen teniendo muchas deudas con la salud de las mujeres y principalmente con relación a la salud y a los derechos sexuales y derechos reproductivos. Esta fecha es importante porque nos permite posicionar públicamente que como sociedad y las mujeres como integrantes de esa sociedad, estamos atentas y vigilantes para que nuestros derechos avancen».
2. ¿Cuál es el panorama de la salud sexual y la salud reproductiva de las mujeres en Latinoamérica y el Caribe?
«Creo que en los últimos años han habido avances en cobertura de salud en varios temas. Por ejemplo, en Paraguay se ha avanzado en tener partos más seguros, al menos cuantitativamente hablando. Por otra parte, todavía persisten las grandes deudas que tienen que ver con el reconocimiento de la titularidad de las mujeres con relación a las decisiones sobre su propio cuerpo, que tienen grandes impactos en la salud. El caso paradigmático es la penalización del aborto, que en muchos de nuestros países es un tema de salud pública, donde tenemos grandes tasas de mortalidad de mujeres por causas vinculadas al embarazo y al parto. Pero también hay temas como la violencia obstétrica, la discriminación a mujeres lesbianas y bisexuales, la patologización trans, que son temas que en muchos países continúan siendo preocupantes».
3. ¿Qué tanto se ha avanzado o retrocedido durante los últimos 15 años en políticas públicas sobre la salud de las mujeres?
«Creo que si miramos en lo macro, se ha avanzado. Es decir, hay aumento de la inversión pública, aunque esta inversión es desigual y tiene una clara orientación política. Por ejemplo, nadie duda que las mujeres embarazadas deben tener controles prenatales y asistencia, pero eso cambia cuando hablamos de evitar embarazos no deseados, ya sea con educación de la sexualidad, anticoncepción o aborto. Es decir, lo que tiene que ver con los roles tradicionales de las mujeres -como ser madre- tiene amplio reconocimiento, y eso está bien. Pero todo lo que tiene que ver con la libertad de las mujeres, de buscar su propio placer, de decidir qué hacer con su cuerpo, ya tiene más limitaciones».
4. ¿De qué manera los fundamentalismos religiosos afectan los avances de las agendas de política pública en este tema?
«Afectan enormemente. Actualmente hay una presión enorme de estos grupos para obstaculizar el avance de los derechos. El tema de la laicidad debe ser una bandera de lucha importante, porque esto significa que las ideas religiosas estén desligadas de las políticas públicas y es clave para avanzar en el reconocimiento de los derechos. Ahí pondría el ejemplo de Uruguay, un país realmente laico, tal vez el más laico de esta parte del mundo, que ha avanzado en el reconocimiento del derecho al aborto, a la identidad de género, a las expresiones homoafectivas. Creo que la laicidad es uno de los requisitos indispensables para avanzar en sociedades más democráticas e igualitarias. Una propuesta que ya se ha hecho y con la cual estoy de acuerdo es que el Vaticano debería salir de la ONU, porque aunque les encanta despotricar contra la ONU, [las delegaciones oficiales], opinan y operan en contra de nuestros derechos desde ese espacio de poder que significa ser un ‘estado'».
5. ¿Cuál es el futuro de la Campaña frente al panorama político de América Latina y el Caribe?
«El futuro de la Campaña es lograr un instrumento que reconozca y garantice los DDSSyDDRR. Es un trabajo de largo aliento, pero que significará un enorme avance para los derechos humanos. Hacia allá caminamos. El panorama político por momentos es desolador, justamente ante la arremetida de grupos fundamentalistas pero al mismo tiempo veo un movimiento que se renueva, que tiene nuevas expresiones, que va sumando voces y se renuevan las fuerzas. Creo que aunque la pelea sea dura, vamos avanzando y tenemos personas activistas en toda latinoamérica que son súper valiosas y comprometidas. El camino de la Campaña nos ha permitido a mucha gente saber que no estamos solas, que nos podemos juntar y ser más fuertes. Eso, en los tiempos que corren, significa mucho».